Capitulo 5: Descubriendo sentimientos olvidados.

Descubriendo sentimientos olvidados.

“Es mi vida, es ahora o nunca, no viviré por siempre y mi corazon es una carretera abierta”

¿Has sentido como de pronto todos tus miedos desaparecen y se transforman en sonrisas?, como la vida que llevabas en tu pequeño mundo se llena de nuevas expectativas, como el orden y el tiempo se rompen con palabras y promesas, como una mirada vacía y sola se ilumina al ver un nuevo comienzo.

-Sonríe a tu nueva vida Mel…- me susurro Abril al oído, con alegría contagiosa y lagrimas de lluvia.

-¿cómo pudieron?-no sabía cómo reaccionar, ¿debería estar feliz ya que ahora podría ser una persona con una gran vida?, o ¿debería estar molesta porque podría dañar a alguien y que los demás piensen eternamente que estoy enferma?

-Es tan solo parte del corazon de una madre que no pudo esperar…- mama me sonrió tiernamente, y en sus palabras habia un dulce mensaje oculto, ella habia prometió esperar hasta el día en que yo decidiera salir de aquella clínica y estar en casa… tener una verdadera vida.

Pero de un modo u otro, no podia evitar sonreír, la luz del nuevo mundo se esparció por cada comisura de mis dientes y mis labios suspiraron con emoción. Queria gritar que era feliz.

Observe desde la ventanilla del auto negro alejarnos de aquella clínica, ahí dejaba recuerdos, llantos, desesperación y preguntas, solo pude ver a Marilín  diciendo adiós por última vez antes de desaparecer como el polvo en el viento.

Durante el camino a casa, observe el cielo algo nublado y con cálidos rayos de luz jugando entre las casas, chicas sonriendo y chicos siguiendo el olor de sus perfumes envueltos de amor y feromonas, todo era tal y como antes. Y en los ecos de mi mente me preguntaba si yo podría formar parte de la sociedad y si mi único deseo se cumpliría algún día.

Mi madre y hermana me observaban cautelosas, atentas a cada una de mis reacciones, sobre todo asombradas por aquel pequeño vestido que me habían regalado.

Aquel vestido llegaba hasta antes de ocultar mis rodillas, la tela parecia desvanecerse en el aire hasta terminar.  Justo debajo del talle del busto una cinta color champagne con un pequeño moño amarrado que lo adornaba contrastando nítidamente con la tela color salmón –el color más hermoso para mi madre y su favorito- que llenaban de vida el resto del vestido y unas mangas que caían en forma de cascada por mis hombros cortándose a la altura de mi pecho.-Un vestido precioso- me dije en lo profundo de mi mente, hasta quedar ruborizada.

Llegamos a la gran mansión de la familia de mi madre, perteneciente a mis abuelos. Y al abrir la puerta… colores recibieron mi llegada y un cartel de bienvenida adorno el lugar.

-¿Qué es esto?- estaba feliz, la sonrisa se escapó de nuevo de mis labios, y un pequeño grito ensordecedor se escapó de mi boca.

-¡estamos felices de tu regreso Mel!

-¡te hicimos tu pastel favorito!... aunque más bien es una tarta.

-estas aun más preciosa que la ultima vez… aunque hay que mejorar ese color de piel, no se te vez muy saludable.

-¿Cuándo te hiciste más alta?, y tu cutis es impecable, ¡que envidia!

-¡ese vestido te quedó precioso!, tal vez no sea tu color, pero cuando lo vi supe que era perfecto para ti, y mírate realmente ¡soy genial! ¿No crees?

Asi pasaron las horas llenas de halagos y sorpresas, pastel, historias graciosas y risas resonando por cada pared de la vieja mansión. Hasta que la noche cayó sobre nosotros, cada quien se dirigió a sus respectivas casas, mientras que mi madre, mi hermana y yo viviríamos en la gran casona, hasta que mi padre volviera de viaje…

-Mañana comenzará tu castigo…-al terminar estas palabras Abril sonrió maliciosamente y corrió a encerrarse en su habitación, quede perpleja ante estas palabras, no tenía ni idea de cuál seria, pero siendo un castigo debería ser algo horrible.

Durante toda la noche no pude conciliar el sueño, me habia quedado perpleja por las palabras de mi hermana gemela, por la sencillez y el entusiasmo de esas palabras, ¿Qué pasaría hoy?

Caminaba por los grandes pasillos de la extravagante escuela, con uniformes de diseñador, libros costosos y alumnos hermosos, nadie a quien juzgar por su físico y nada para discriminar, en otras palabras perfectos.

-parece que te haz divertido mucho sin mi…- Evan se encontraba frente a mí, interrumpiendo mi caminata, pero habia algo diferente en el.

-¡que gracioso eres!, lo dices como si en verdad fuera divertido…- el habia hablado en serio, el verdaderamente creía que yo por primera vez durante tanto tiempo me encontraba divertida, su rostro se tiñó de desilusión, el queria… ¿verme feliz?...

-…yo… creí que te encontrabas más feliz… pero creo que se porque no lo estabas- dijo seriamente, cambiando aquella sonrisa por una cara llana.

-¿Por qué?- en verdad me interesaba su respuesta, tal vez sería algo importante, algo que serviría para mi propósito de salvar al mundo de su fin.

-la única y verdadera razon fue obviamente porque…-se habia puesto tenso-me extrañabas- dijo exhalando en una sonrisa picara.

-¿disculpa?... eres tan patético como siempre Evan…

-¿Evan?... ¿con quién hablas?- esa voz era desconocida por completo, sentí como toda la sangre huía de mí y me dejaba de nuevo paralizada, sentia a mi alma queriendo esconderse del mundo, mis labios quedaron helados y como mis mejillas se sonrojaban.

Evan tan solo sonrió llanamente y se limito a observarme.

-eh… no se dé que hablas…- dije casi en susurros vacios dando la vuelta para asi observar a la persona que habia descubierto mi secreto.

-no te preocupes, no es como si fuese a burlarme…-parecia una persona amable, tenía una asombrosa sonrisa en el rostro-todos solemos divagar a veces.

-no es eso… en realidad…

-¿acaso hablabas con alguien?-soltó una risa burlona.

-no, claro que no-dije sin remedio, saldría corriendo de ahí lo más pronto posible, lo haría.

-vamos, tampoco te sonrojes, no es como si se lo fuese a contar a alguien-el me observo unos segundos y se dio cuenta de que yo dudaba, despues de todo era un completo desconocido para mí. –te prometo no contarle a nadie… tú debes ser Melanie la chica nueva… muchos han hablado sobre ti, más bien toda la escuela sabe de tu ingreso.

-a… ¡que!, pero ¿Por qué?, trate de pasar desapercibida…

-bueno si entras a mitad del curso ¿Cómo esperas que nadie se entere?, de todas formas no importa, a nadie le interesa la nueva inquisición, tan solo eres una chica mas, solo se preguntan el porqué de tu inscripción ahora, pronto se olvidaran de ti…-habia cambiado su forma de ser tan repentinamente, hacia unos segundos habia sido tan cálido y ahora actuaba como si mi sola presencia le afectara, pero no importaba, no planeaba hacer amigos tan pronto.

-estoy segura de que debe ser solo por eso… espero encajar.

-eres muy diferente a tu hermana.

-¿conoces a Abril?

-esa pregunta sería un pecado para ella-dijo entre risas-no hay nadie que valga la pena que no la conozca. Su personalidad es muy llamativa y escandalosa. Pero tú pareces ser completamente diferente a ella.

-¡no es asi!-estaba enfadada-realmente me encanta llamar la atención, no es que quiera pasar desapercibida, no soy ese tipo que chicas, pero no planeo competir contra mi hermana por ese puesto.

-está bien, me queda claro-dijo a la defensiva y empezó a alejarse sin decir adiós.

-…a-suspire frustrada y en un hilo de voz pude al fin decir-¿Cómo sabias que yo no era Abril?-estaba segura de que de ningún modo el podría escucharme, se encontraba ya bastante lejos, pero al alzar la mirada de nuevo el se encontraba a unos centímetros de mi.

-eso es fácil… Abril no andaría por ahí tan callada y mucho menos sola, todos disfrutan de su compañía tanto que no la dejan respirar.

-oh…debe ser el paraíso al lado suyo.

-ni tanto, tan solo es una chica mas, pero ambas son igual de obstinadas.

-¿a caso te burlas de mi?

-no… por cierto soy Gilbert…. Puedes llamarme como quieras.

-Está bien Gil…-Desapareció al decir estas últimas palabras. En mi pequeño mundo nada era ya extraordinario, pero ahora una persona nueva lo habia invadido. Su nombre era Gil.

Evan no aparto la vista de mi en ningún momento, era una mirada dulce y melancólica, su cuerpo estaba a la defensiva y sus sentimientos eran de amor y protección. ¿A caso el cuidaba de mi?...